Algo está cambiando… también en la dramaturgia argentina. Sin lugar a dudas el culpable de ello es Claudio Tolcachir. El viento de un violín aborda el gran pecado capital: la búsqueda de la felicidad. Para ello despliega un rico fitoplancton humano en el que disecciona el alma con bisturí. El caldo de cultivo es la familia y los microorganismos que pululan abordan de manera cómica asuntos trágicos como la dificultad de ser madre de dos lesbianas o el amor castrante de una madre sobre un hijo que vaga sin rumbo. Los chispeantes y rítmicos diálogos recuerdan al mejor Mamet. Actoralmente nos dan toda una lección de cómo hacer visible lo invisible. Las transiciones escenográficas son espectaculares: un par de camas en el escenario construyen dos mundos, dos ambientes antagónicos. Un golpe en el umbral de una puerta nos traslada del uno al otro. Todo suena afinado, hasta el silencio.
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Naves del Español- Matadero (hasta el 5 de junio) Dirección: Claudio Tolcachir
Actores: Inda Lavalle, Tamara Kiper, Miriam Odorico, Araceli Dvoskin, Lautaro Perotti y Gonzalo Ruiz
Iluminación: Omar Possemato Escenografía: Gonzalo Córdoba Estevez
Diseño espacial: Claudio Tolcachir
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Naves del Español- Matadero (hasta el 5 de junio) Dirección: Claudio Tolcachir
Actores: Inda Lavalle, Tamara Kiper, Miriam Odorico, Araceli Dvoskin, Lautaro Perotti y Gonzalo Ruiz
Iluminación: Omar Possemato Escenografía: Gonzalo Córdoba Estevez
Diseño espacial: Claudio Tolcachir