miércoles, 21 de septiembre de 2011

INCREMENTUM

Incrementum es una feroz anatomía  de nuestra sociedad en la que el discurso marxista de la alienación laboral continúa en plena vigencia. El texto del genial George Perec es realmente brillante. Parte de un escueto planteamiento que cabe en 140 caracteres: unas oficinistas se plantean pedir un aumento de sueldo su jefe. Ante este axioma Perec despliega  una ecuación matemática en la que indaga las infinitas posibilidades que permite el azar. La acción entra en bucle frenético de repeticiones hilarantes en la que se  dibuja el perfil del absurdo. La acción es frenética a pesar de que no hay movimiento. Todo es un permanente flujo de conciencia senil. Es el eterno retorno de lo igual interpretado por un  Fernando Arrabal a pleno rendimiento de chinchón. El actor Sergio Peris-Mencheta dirige con acierto un lúcido montaje  con un elenco de actrices entregadas a la causa. Muy recomendable.
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Cabaret: carne y jolgorio para tiempos de crisis


El cabaret es una de las formas artísticas que mejor se amoldan a la posmodernidad: fragmentario, ecléctico y simultáneo. La prueba  de ello se encuentra en la buena salud  que actualmente  goza  este espectáculo de variedades. Hasta el pudoroso y recatado Circo del Sol dispone de Zumanity, su particular cabaret erótico en las Vegas. En España la oferta es variada: desde el  El plata, el cabaret concebido y dirigido por el cineasta Bigas Luna asentado en Zaragoza hasta el madrileño Cabaret Berlín donde cada semana la vedette Psicosis González desgrana purpurina y el desacato a partes iguales. La reciente reapertura de El Molino en Barcelona  viene a corroborar su salubridad. Además el cabaret es idóneo para las crisis -económicas o espirituales-, ya que propone un modelo redentor a través de la carne y de la risa.
El Price sigue apostando por este formato -ya lo hizo el año pasado con Pasión sin Puñales, un espectáculo conducido por Rosy de Palma-. Esta temporada apuestan por Crazy Love, un espectáculo dirigido por Olga Margallo y Antonio Muñoz de la Mesa. El lustroso coso del Price se viste de gala para consumar el sacrificio. La decoración dominada por el rojo burdeos es envolvente y sofisticada. Cuelgan del techo estructuras dalinianas, la pista central está rodeada de pequeñas mesas circulares donde poder tomar una copa. El hecho de que se pueda tomar una copa y escuchar a una orquesta de ocho músicos mientras se ve el espectáculo no es cuestión baladí. La virtud de las infraestructuras es a la vez su lastre ya que la esencia del cabaret  tiende a los pequeños tugurios, turbias atmósferas, paredes desconchadas y marineros despechados.
A pesar de ello el esfuerzo y los resultados son admirables. Psicosis Gonsáles ejerce de maestra de ceremonia junto a la experimentada Petra Martínez, de Uroc Teatro. La Psicosis es seguramente la que mejor encarna el espíritu caberetero: tiene sorna, astucia y  una afilada lengua que arranca las mayores carcajadas al público. Una de las perlas del cabaret es Kris Kermo, una leyenda viva del malabarismo. Técnicamente posee un control absoluto. Hace girar tres sombreros de copa, los lanza sobre un puro que sostiene en su boca para luego, tras tres botes sobre su frente, colocárselo en la cabeza sin despeinarse. Y esto es solo el principio… También hay acróbatas espectaculares, todos ellos gimnastas de primer nivel. La bailarina de burlesque, la perla negra, se encarga de la pirotecnia erotómana, que no deja de ser un tanto cándida. Le falta sombra  a la perla negra. Un número entrañable que rescata el Crazy Love que que está desapareciendo es el del lanzacuchillos. Toda la estética del número responde a su propio cliché. Coreografías impostadas, ropajes ochenteros…El lanzador luce coleta engominada, viste de riguroso negro, botín con tacón y cuchillo entre los dientes. Una rubia heroína  de rasgos nórdicos y curvas mediterráneas es la que osa a la muerte mientras gira y gira la ruleta de la diosa Fortuna.
Los números están bien encadenados, el ritmo no decae. Los conductores deparan una sorpresa final al estilo almodovariano. Con su moralina cabaretera incluida Que viva  el Horror Vacui. Que viva el Cabaret. 
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La ópera de los tres reales

La Opéra de los tres reales aúna todos los principios brechtianos de su teatro épico. Ahí radica su virtud y su lastre. El teatro épico, que poco tiene de épico en su acepción tradicional, es un heredero directo del marxismo historicista. Es un teatro subversivo cuya finalidad es la de agitar la conciencia del público. Utiliza la técnica del distanciamiento rompiendo  con los principios aristotélicos de unidad espacio temporal y con las técnicas naturalistas que promulgaba su coetáneo Stanislavsky. De la representación se pasa a la presentación de ideas: los personajes son arquetipos, interpelan al público, la escenografía es  fría y desnaturalizada buscando romper cualquier atismo ilusionista. La obra cuenta las aventuras y desventuras  de Mackie Navaja, un delincuente arrabalero y canalla que seduce a mujeres y público a partes iguales. La devastadora presencia escénica de Luis Tosar es uno de sus mayores alicientes.
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El castigo sin venganza, la eterna pugna del placer y el deber


En tiempos de Lope de Vega, (Madrid, 25 de noviembre de 1562- 27 de agosto de 1635) cuando algo respondía a la excelencia o la máxima calidad se acostumbraba a decir: “Es de Lope”. Esta muletilla ya nos sirve para calibrar la calidad de este dramaturgo madrileño que vivió y gozó la vida como pocos: intensos y sonados  fueron sus duelos literarios con Luis de Góngora, prolífica su obra, -escribió más de 3000 sonetos, 7 novelas, 9 poemas didácticos y varios centenares de novelas- además de una vida amorosa salvaje y licenciosa hasta la extenuación.
La compañía teatral Rakatá Teatro presenta El castigo sin venganza,  una de las últimas obras que concibió Lope. La trama ahonda en la eterna pugna entre el deber y el placer. Desatar las bridas de la concupiscencia o acatar la contención de la razón y  la mesura. También propone un dilema entre la libertad individual y el código moral que exige la  sociedad para ser aceptado en ella .
 La obra es una tragedia que cuenta la historia del Duque de Ferrara, un hombre de vida disoluta y entregada a los placeres mundanos- probablemente un trasunto del propio Lope- que se ve obligado a casarse con una joven aristócrata para acallar los comentarios y las críticas de sus vasallos que le exigen un hijo legítimo, ya que todos los que tiene son bastardos y no pueden heredar según las costumbres de la época. Entre ellos su favorito es Federico, que acabará prendado por su, ahora madrastra. Se suceden, como es típico del Siglo de Oro las historias paralelas,  enredos, retruécanos, hipérboles y demás excesos barrocos que bajo la pluma de Lope se hacen ligeros y atinados. Pese a sus cuatrocientos años de antigüedad la obra  sigue en plena vigencia.
 A pesar de que el teatro de Lope se basa fundamentalmente en el texto se echa en falta una escenografía y unas transiciones escénicas más elaboradas y una iluminación más ricas. La interpretación  es correcta, dada la complejidad que entraña el recitar en verso, donde el ritmo dramático tiene que correr parejo con el verso. No obstante el esfuerzo de los actores y el magistral texto hacen una de ello una obra entretenida y edificante que, como las buenas obras, genera más preguntas que respuestas. 

martes, 19 de julio de 2011

El chico de la última fila

Juan Mayorga ha escrito un texto audaz y brillante, comprensible a la par que complejo. Retoma de una manera muy particular la narrativa epistolar.Las cartas se transforman en redacciones que van hilando la trama argumental y a lo largo de la obra.. El chico de la última fila cuenta la historia de Claudio,un alumno tímido y solitario que sorprende de sobremanera a su profesor de literatura al redactar con desmesurada calidad literaria un ejercicio de clase en el que tenían que describir lo que habían hecho el fin de semana. Además para sorpresa de Germán, el profesor, Claudio explica lo que ocurre en la casa de otro compañero suyo de clase. Parece como si quisiera vampirizar la vida de los otros porque la suya no le gusta o ya no le interesa. La maraña se va enredadando y cada vez el alumno penetra más en la familia a la que visita para poder continuar con su relato del que su profesor ha quedado totalmente fascinado. Otro acierto del texto es comprobar como poco a pocOpciones de entradao la trama se va oscureciendo y el en principio juego de niño se va transformando en algo obsesivo. Se valora el esfuerzo de Mayorga por buscar la cuadratura del círculo sin embargo la resolución es un poco forzada y en los últimos embates la obra pierde ritmo.

La obra invierta el tópico de la admiración del discípulo-maestro. Es el profesor quien admira profundamente a Claudio ya éste posee lo que él nunca tuvo: el don de la escritura. Es un texto metaliterario que reflexiona sobre el propio proceso creador: la necesidad de la experiencia empírica para la escritura, la crítica a las distintas escuelas tradicionales o la importancia del punto de vista. En su disquisición literaria también reflexiona sobre la relación entre objeto sujeto;¿el arte imita a la vida o es la vida la que imita al arte, como proponía Oscar Wilde?

La dirección escénica también es muy acertada. Victor Velasco propone un escenario sobre el suelo construido con mesas de escuela en una lograda búsqueda de la esencialidad de las formas. La acción transcurre en cuatro escenarios que se van construyendo ad hoc sobre la tarima hecha de pupitres. Eso le da una gran agilidad a la obra y exige un gran trabajo de atención por parte del espectador. Las escenas se van solapando una tras y con el simple clic de una lámpara pasamos del despacho del profesor al balcón de la casa de la familia vampirizada. Es una obra que exige un gran esfuerzo actoral. Los actores tienen que responder a la ágil sucesión de escenas. Además deben de ocupar la totalidad del tiempo y pintar espacio escénico. A destacar el trabajo del joven Samuel Viyuela que interpreta a Claudio, que muestra una madurez y una solvencia escénica inusitada para sus 23 años. Habrá que seguirle la pista.
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Teatro de la cuarta pared. Hasta el 24 de julio.
Dirección: Víctor Velasco
Espacio escénico: Israel Muñoz y Víctor Velasco

jueves, 23 de junio de 2011

Oleana

David Mamet es el autor teatral  que a mi juicio mejor ha sabido capturar la esencia de la contemporaneidad: ecléctica, paradójica y convulsa. Es un autor incómodo,  políticamente incorrecto. Huye de las moralinas y deja a los personajes que hablen, que respiren por sí mismos. Oleanna aborda la pugna de poder entre un profesor universitario a punto de obtener una cátedra y una alumna que ha suspendido un examen. La audacia de Mamet permite que esta situación, a priori anodina, nos lleve  a reflexionar sobre cuestiones como la incomunicación, la identidad de clase, el machismo, el lenguaje políticamente correcto o  el acceso universal a la educación. Es un texto ambiguo y matizable; complejo interpretativamente a la par que enriquecedor. Muy a tener en cuenta a  Irene Escolar que interpreta a Carol, la estudiante. A sus 22 años la sobrina de Emilio Gutiérrez Caba firma una gran actuación con garbo y sin complejos mostrando una madurez escénica inusitada para su edad.

viernes, 27 de mayo de 2011

El viento de un violín

Algo está cambiando… también en la dramaturgia argentina. Sin lugar a dudas el culpable de ello es Claudio Tolcachir. El viento de un violín aborda el gran pecado capital: la búsqueda de la felicidad. Para ello despliega un rico fitoplancton humano en el que  disecciona el alma  con bisturí.  El caldo de cultivo es la familia y los microorganismos que pululan abordan de manera cómica asuntos trágicos como la dificultad de ser madre de dos lesbianas o el amor castrante de una madre sobre un hijo que vaga sin rumbo. Los chispeantes y rítmicos diálogos recuerdan al mejor Mamet. Actoralmente nos dan toda una lección de cómo hacer visible lo invisible. Las transiciones escenográficas son espectaculares: un par de camas en el escenario construyen dos mundos, dos ambientes antagónicos. Un golpe en el umbral de una puerta nos traslada  del uno al otro. Todo suena afinado, hasta el silencio.
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Naves del Español- Matadero (hasta el 5 de junio)                                                                                    Dirección: Claudio Tolcachir
Actores: Inda Lavalle, Tamara Kiper, Miriam Odorico, Araceli Dvoskin, Lautaro Perotti y Gonzalo Ruiz
Iluminación: Omar Possemato
Escenografía: Gonzalo Córdoba Estevez
Diseño espacial: Claudio Tolcachir

sábado, 14 de mayo de 2011

The Comedy of errors

Una de las singularidades de la vanagloriada compañía inglesa Propeller, dedicada solo al repertorio de Shakespeare, radica en que utilizan únicamente hombres en sus representaciones, tal como lo hacían en la época isabelina. Ninguna novedad: la tragedia griega clásica, en el teatro katakali indio o la danza japonesa Butoh, han sido tradicionalmente interpretadas únicamente por varones. Texto clásico + acción contemporánea + estética cutre (los actores lucen camisas estampadas y gorros de mexicano en una hipotética fiesta que bien podría ser Torremolinos) está perfectamente sincronizada con  la tendencias europea actuales. Calixto Bieito o Alex Rigola están cansados de meter en escena tías meando, bolsas del Día con anfetas y camisetas del barça. Desmontada la novedad nos queda lo esencial: un nutrido grupo de brillantes  actores que se ponen a las órdenes del reputado director Edgard Hall, construyendo una hilarante  y compacta comedia. Uno de los platos fuertes del Festival de Otoño. En Primavera.

Fando y Lis

Fando y Lis es una metonimia del propio Fernando Arrabal. Si apuntamos a su significado psicoanalítico encontramos pistas: “proceso psíquico con el que el inconsciente intenta manifestarse”. Arrabal es el único personaje que habita en su extensa obra. Toda ella es un ceremonial a través de la cual redime unos  dislocados  y variopintos traumas infantiles, que gracias al dios Pan, siguen en plena forma. Arrabal es el principio y el final de la espiral. Es la bruma divina que babea de un rotweiler, el filo oxidado del pétalo de una rosa, el reguero de orina de una estatua de sal. Una obra imprescindible, salvaje y poética. Fando y Lis, amantes de lo imposible (ella paralítica, el imponente) están de camino a la misteriosa y desconocida tierra de Tar donde, según dicen, habita la bondad. De fondo se escuchan las ametralladoras de los nacionales. A Tar, a Tar, a Tar es imposible llegar…
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Teatro Círculo de Bellas Artes. Hasta el 29 de mayo
Dirección: Quique Culebras
Intérpretes: Jorge Yanam Serrano, Paloma Sánchez de Andrés

El Circo del Sol

El Circo del Sol ha perpetrado un planteamiento dramático valiente y audaz más propio de un relato de Lovecraft que de la temática tradicional circense: un payaso sueña su propio entierro; mientras languidece en su ataúd, cuna de los finados, observa desde la vanidad más absoluta quién ha acudido a la más fúnebre de las representaciones y  quien envió a lustrosas plañideras para que  derramaran  lágrimas de sal. Todo un caldo de cultivo para  el análisis  del inconsciente colectivo. No obstante sobre el mundo del circo siempre ha planeado la sombra de lo trágico: ha estado tradicionalmente compuesto por parias, apátridas, y gentes arrabaleras. En sus inicios los payasos eran trapecistas que habían sufrido algún tipo de accidente.  El espectáculo aúna a los mejores acróbatas del mundo, muchos de ellos ex olímpicos; una estética y una puesta en escena trabajada hasta el más mínimo detalle. Posiblemente el mejor espectáculo circense que se puede ver en el mundo. Ustedes verán.

lunes, 25 de abril de 2011

Fuga


El neurótico más conocido de Manhattan  aseguraba que una comedia es una tragedia más tiempo. En Fuga esta sentencia resulta lapidaria: un ministro que ha sido cesado por corrupción está a punto de suicidarse cuando de repente entra una singular vendedora ambulante de extrarradio. A continuación  la trama comienza a enredarse en un sinfín de situaciones rocambolescas e hilarantes en las que el público se ve irremediablemente arrastrado. Frenético es la palabra adecuada para denominar el ritmo que posee la representación acertadamente armada por Jordy Galcerán, un autor catalán conocido por su famosa obra El método Grönlhom. A lo largo de la función se producen dos giros copernicanos que llevan a su máxima expresión la máxima teatral: nada es lo que parece. Es una comedia que transita en horizontal, trufada con diálogos chispeantes y mucho swing. Mejor dejar los axiomas filosóficos  en el cajón de la mesilla. A los escépticos siempre les quedará recrearse con las interminables piernas de Kira Miró.
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Teatro Alcázar
Autor: Jordi Galcerán
Director: Tamzin Townsed
Intérpretes: Amparo Larrañaga, José Luis Gil, Kira Miró, Mauro Muñiz y Frances Albiol

lunes, 28 de marzo de 2011

Un tranvía llamado deseo


Tenessee Williams seduce porque se asoma al precipicio. Y a los mortales nos encanta sentir la suave brisa de la muerte acariciándonos la mejilla desde la tranquilidad del balcón. La narrativa de Williams recorre paisajes plagados de personajes inadaptados, marginales, y desamparados. El tranvía se sumerge en los dominios de la sinrazón. Blanche, una madura profesora de instituto visita a su hermana Stella, que vive en Nueva Orleans con su rústico marido Stanley. Las investigaciones de Stanley acerca del pasado de su cuñada desvelarán que nada es lo que parece. La imbricada trama del tranvía es todo un estudio de las frustraciones, sombras y caras b de la condición humana. Mario Gas dirige con acierto a una obra compleja de afrontar por sus múltiples niveles de lectura, ya que lo importante, más que nunca, es lo que no se ve.
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Teatro Español (hasta el 10 de abril)
Dirección Mario Gas
Con: Vicky Peña, Roberto Álamo, Ariadna Gil , Alex Casanovas, Anabel Moreno Alberto Iglesias, Pietro Olivera, Ignacio Jiménez, Jaro Onsurbe Mariana Cordero
Escenografía: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso

domingo, 20 de marzo de 2011

Penumbra

Penumbra es un especie abisal que nada a través de las insondables profundidades del alma. Ilumina con su minúscula claraboya fluorescente la materia que paraliza los sentidos y nos impide reconciliarnos con la vida. Miedo a hacer daño, miedo al dolor, miedo a tener miedo. Mayorga y Cavestany firman al alimón un texto valiente y sin ningún tipo de complacencia, contemporáneo, y a la vez, universal. Una joven pareja con un niño van a pasar sus vacaciones a una casa en la playa. Una vez allí una ténue pero persistente penumbra se irá instalando en el ambiente... El planteamiento recuerda a las inquietantes atmósferas del primer Bergman. Una de las (gratas) sorpresas de la temporada. La música de Pascal Comelade, y la minimalista y evocadora escenografía de Beatriz San Juan completan el festín.
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Naves del Español. Matadero
Texto: Juan Cavestany y Juan Mayorga
Dirección: Andrés Lima
Actores: Luis Bermejo, Guillermo Toledo, Nathalie Poza, Alberto San Juan, Guillermo Toledo
Escenografía: Beatriz San Juan

El Canto del cisne

Nada más  atravesar el umbral del Teatro de la Puerta Estrecha se inicia la liturgia que nos sumerge en el estado espiritual idóneo para la representación: maletas que algún día gravitaron alrededor del mundo, un reloj de estación de tren que marcaba las horas de los amantes, un titiritero de papel cuché que  juega con sus marionetas, -como si fuera un Dios que se divierte con el destino de sus criaturas-, muñecas de porcelana, un caballo balancín y hasta un pequeño bar que nunca estuvo de moda… Sin lugar a dudas de los teatros más hermosos y sugerentes  de Madrid. El canto del cisne es un estudio dramático de Antón Chéjov que aborda los últimos días de  gran una diva del teatro  que dialoga, a modo de despedida, con las personas/personajes que la acompañaron a lo largo de su itinerario vital. El director, Rodolfo Cortizo, produce un texto grave y conmovedor plagado de evocadoras imágenes poéticas que exigen al espectador una entrega total. Altamente recomendable.

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Teatro de la Puerta Estrecha
Dirección: Rodolfo Cortizo 
Intérpretes: Concha Roales-Nieto, Nicolás Fryd Violeta Jara y José Gonçalo País
 

viernes, 18 de marzo de 2011

Este sol de la infancia


Confirmo mis sospechas de que actualmente el teatro  más interesante e irreverente se gesta en las pequeñas salas alternativas de la ciudad. Ante la falta de recursos económicos, imaginación y pasión. Un claro ejemplo es el Teatro de la Puerta Estrecha, que con la obra Este sol de la infancia propone una revisión de los últimos días del poeta Antonio Machado en su exilio de Colliure. Por cierto, el título alude al posiblemente último verso que el poeta escribió. Tras su muerte fue encontrado en un minúsculo papel arrugado en el interior de su abrigo. Un valiente planteamiento escénico, (que transforma un espacio de dos plantas y varias habitaciones en un inmenso escenario por el que el público se mueve a su antojo) sustenta un texto que combina ágilmente los versos del poeta con la narración dramática. El director, Rodolfo Cortizo, se encarga de crear una atmósfera con trazos oníricos en la que nada es lo que parece, y los vivos y los muertes cohabitan en perfecta armonía. No os la perdáis.

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Teatro de la puerta estrecha (hasta el 26 de junio)
Texto:Eusebio Calonge
Dirección: Rodolfo Cortizo
Intérpretes:Eva Varela Lasheras, Concha Roales-Nieto, José Gonçalo Pais, Rodolfo Cortizo,
Nicolás Fryd, Violeta Jara y Sayo Almeida
                                                                                                           

American Buffalo

En la literatura, así como en la vida, solo el silencio es sincero, escribía Sándor Márai. En American Buffalo los silencios estructuran una obra que rebosa autenticidad. David Mamet construye brillantemente la anatomía del ciudadano medio norteamericano que lucha ciegamente por triunfar en la salvaje sociedad capitalista norteamericana como un personaje trágico ante su destino: dos losers de los bajos fondos orquestan un plan para dar un palo y conseguir una moneda que creen que vale una pasta. Mamet consigue magistralmente a través de sus diálogos chispeates y dinámicos capturar el mismo fluir de la vida. Soberbia la interpretación de Marc Rodríguez en el papel de Teach que poco tiene que envidiara a sus predecesores Al Pacino y Dustin Hoffman. Excelente dirección de Jorge Manrique que entiende a la perfección como respira el texto. La escenegrafía, que recuerda a una tienda de antigüedades del Rastro, no tiene desperdicio. Una obra para reconciliarse con el teatro.

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Teatro de la Abadía ( hasta el 20 de marzo).
Dirección: Jorge Manrique
Reparto: Ivan Benet López Bob Marc Rodríguez
Escenografía Lluc Castells con la colaboración de Irene Martínez

miércoles, 16 de marzo de 2011

Teatro por dinero

El fragmentarismo y la simultaneidad son conceptos que capturan al vuelo la esencia de nuestra época. Su representación icónica viene dada por el mando a distancia, según mi padre, el mayor invento del siglo XX. En esta tesitura vibra el Teatro por dinero, una innovadora propuesta teatral que habita en los subterráneos de una antigua carnicería cercana a la plaza de la luna. La idea es la siguiente: cinco obras de menos de 15 minutos representadas simultáneamente con pases cada media hora. Tú eliges cuál y cuándo. Las micro obras operan como engranajes perfectamente engrasados en la que la urgencia se impone desde el primer instante. Los personajes envuelven al público integrándolos en la propia ficción. No hay excusa para los que se quejan de que el teatro es caro (3 eurillos) o para lo que se aburren (no da tiempo).
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Teatro por dinero
Calle Loreto y Chicote, 9
Fechas: Del 2 al 28 de diciembre
Precio: 3 euros por representación

lunes, 14 de marzo de 2011

El Testigo

Si entendemos el teatro como un templo en el que se realiza un ritual, Rafael Álvarez, el Brujo, ejerce de sumo sacerdote. Su control de la declamación, interpretación y ritmo escénico son absolutos. El barroco escenario del Teatro Santa Isabel se repliega ante los quejíos y verónicas escénicas del oficiante. El Brujo transmuta la palabra en emoción que deviene misterio. El testigo es un texto del poeta y flamencólogo Fenando Quiñones. A través de la figura ausente de Miguel Pantalón, un flamenco canalla y vividor, el Brujo construye el arquetipo del pícaro andaluz de los años 40 que desgrana cada instante como si fuera el último. La retahíla de anécdotas de un modo de vida ya extinto asegura la carcajada sin concesiones. Muy recomendable.


jueves, 10 de marzo de 2011

Tórtola, crepúsculo y...telón

Tórtola, crepúsculo y…telón es un texto heterodoxo. Se inscribe en el postismo, movimiento de vanguardia ibérico, epígono del surrealismo francés. Su rareza no merma un ápice la capacidad que tiene de entretener y de hacer brotar la risa. Francisco Nieva (1924), autor y director de la pieza, nos presenta un meta texto que reflexiona acerca de la propia naturaleza del teatro: una compañía de actores es secuestrada en el propio teatro en el que tienen que actuar a causa de la cuarentena. En los palcos habitan unos curiosos personajes que pululan de manera fantasmagórica entre bambalinas. Durante la obra fluye subterráneamente la eterna pugna entre el arte nuevo y la tradición. El crepúsculo es el estadio de combustión en el que lo nuevo deviene viejo, el fin que anuncia el principio. Es un texto declaradamente surrealista en el que reina la lógica del sueño, en el que todo puede ser mentira y todo puede ser verdad.

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Centro Dramático Nacional
hasta 20 de junio de 2010

miércoles, 9 de marzo de 2011

Las rosas de papel. Una conversación con Jaime Gil de Biedma

Artefacto lírico de gran calado y envergadura. Obra hilvanada a partir de textos y poemas de Jaime Gil de Biedma junto a la sugestiva voz y guitarra de Silvia Comes. El texto es un soliloquio en el que, desde la atalaya del recuerdo, el poeta reflexiona acerca sus obsesiones: la gangrena del tiempo, la exaltación de la amistad, la fallida voluntad de transcendencia o la perenne sombra de las Parcas. Es una oportunidad única para escuchar a viva voz la declamación de los textos del poeta. Sólo así puede el verso desplegar plenamente sus alas. El actor Pep Munné lleva a cabo una estremecedora recreación de Biedma. En un momento de la obra, cuando recordaba aquello de que la vida va en serio uno lo empieza a comprender más tarde, a Munné le brotaron lágrimas de los ojos y una señora del público lloró junto a él por las hostias que no le había dado la vida.

martes, 8 de marzo de 2011

El Balcón

Si existe un objeto que representa al siglo XX este es el espejo que se contempla a sí mismo: un espejo frente a otro que erige una realidad inasible e infinita en un espacio finito. Borges construyó su poética a la sombra de un bosque de espejos, Jean Genet (1910-1986) a la de un barrizal. El Balcón (1956) es una obra articulada a través de un juego de espejos cuyo reflejo salpica al propio público. Los clientes que asisten al prostíbulo representan sus fantasías delante de un espejo, mientras que Madame Irma los espía junto a sus invitados a través del falso espejo. A su vez nosotros ejercemos de privilegiados fisgones viendo las dos caras del espejo, mientras los actores reflejan nuestras propias miserias. Es una oportunidad única para desatar al voyeur que todos llevamos dentro. El triunfo de Narciso. No apto para espíritus minimalistas y corazones Zen.

Casa de muñecas

La escena alternativa madrileña está en plena efervescencia. La acechante honda de David planea sobre el patio de butacas de los grandes teatros. La ecuación es simple: calidad y honestidad a precios muy razonables. Un buen ejemplo de ello es el Teatro Karpas que hace suya aquella frase del pintor malagueño que decía: “para poder  transgredir debe uno antes conocer la tradición”. La casa de muñecas (1879), del noruego Henrik Ibsen, es una construcción de ingeniería dramática sin fisuras. Lleva a cabo uno de los primeros esbozos de la mujer actual, aquella que está dispuesta a  abandonarlo todo en aras de alcanzar su realización personal y su libertad. Fue un verdadero escándalo en la época. Los ecos del último portazo de Nora todavía resuenan en los tímpanos de los maridos despechados. El texto tiene la grandeza de iniciar junto a obras como Madame Bovary o Las flores del mal una época: la modernidad.

La última cinta de Krapp

La obra se inicia con el silencio más estentóreo que recuerdo sobre un escenario. Son 15 lapidarios minutos que rebosan desamparo, en los que lo único que escuchamos es al viejo huraño Krapp deambulando por su habitación engullendo un plátano. El hedor a sordidez impregna el alma. En un acto de justicia poética el Teatro de la Puerta Estrecha apuesta valientemente por Beckett, el domador de sombras, el arquitecto del silencio. Uno de los más grandes dramaturgos del siglo XX. La última cinta de Krapp es un texto complejo y evocador a pesar de su aparente simplicidad: un hombre solitario dialoga con su pasado a través de grabaciones que él mismo realizó treinta años atrás. La austera puesta en escena, junto con los juegos de luces y sombras, construyen una acertada atmósfera tenebrista. Soberbia la actuación de Rodolfo Cortizo, que solventa exitosamente una interpretación difícil y llena de matices. No dejen pasar la oportunidad de verla.

Urtain

Urtain, el boxeador español que mayor gloria ha cosechado. Muñeco roto devorado por sus propios monstruos. Acostumbraba a decir “conmigo no puede nadie, con Urtain solamente puede Urtain”. A los 49 años se suicidaba saltando desde un décimo piso. Este Ícaro contemporáneo, al igual que su también mitológico predecesor, cometió la mayor falta permitida a un griego, el exceso de  hibris, entendida como una desmesura o exagerada confianza en uno mismo que debe ser castigada.
La compañía madrileña Animalario continúa investigando con la sintaxis teatral ofreciendo un espectáculo fresco e inusual en el que la cuarta pared se rompe diluyendo la frontera entre espectador y actor. El texto de un lúcido Juan Cavestany muestra la ascensión y caída del mito con un telón de fondo que oscila desde  los tonos grisáceos franquistas al tecnicolor de la democracia. La obra viene precedida por 12 nominaciones a los premios Max. Ineludible.

Utopía Leo Bassi

Leo Bassi es un bufón que  se ha desprendido de sus siete máscaras para encontrarse con el rostro  del loco. Es allá, en su locura, donde alcanza su libertad y su lucidez. Concibe el acto teatral como un ritual pagano: el teatro se transforma en un templo, y el escenario en un altar en el que ejerce de chamán en busca de la catarsis más codiciada, la carcajada.
Utopía es una obra profunda y evocadora en la que cohabita en dionisíaca armonía la poesía y el escarnio, la especulación filosófica y el jolgorio castizo. Con grandes dosis de humor reflexiona acerca de temas tan serios como la caída del capitalismo, el fracaso de la utopía del socialismo o la relatividad del tiempo.
Tenemos en Madrid a uno de los más grandes bufones del siglo XX entroncado en una tradición circense que se remonta a tiempos de Garibaldi. Pasen y vean…

Aburrimiento Chair

Aburrimiento Chair es una tragedia griega travestida de comedia. Presenta la caída del mito azuzado por sus dudas existenciales. El héroe se reencarna en una auxiliar administrativa, heroína contemporánea por excelencia. El coro se transforma en una histriónica mentalista. Se sustituyen los cantos ditirámbicos por el Yo soy aquel de Raphael (bravo!). La katharsis se consuma ceremonialmente: La piedad y el temor queda redimida a través de la heroína, trasunto de nuestra sociedad empachada de materia inerte. Se me acaban los caracteres para seguir divagando. Vayan a verla, si la obra no les gusta me comprometo a devolverles el importe de la entrada. A pesar de su vocación clásica es una obra rabiosamente moderna que reflexiona metateatralmente acerca del rol del espectador. Soberbio el texto del emergente autor y director Juan Gómez , que si continúa en esta línea dará mucho de qué hablar. No puedo acabar sin mencionar la inspirada y delirante actuación de Sara Párvole.

Chicago. El musical

Diferentes caras, una misma mirada.
Andy Warhol ya lo vislumbró en los años sesenta sustituyendo el pincel por la fotocopiadora Canon. La técnica permite que la copia sea igual e incluso mejor que el original. Esta capacidad de mímesis es una de los grandes aciertos de Chicago, el musical. Es una franquicia de una producción que lleva 14 años puliéndose con gran éxito en Broadway, una de las plazas más difíciles y exigentes. Y si hay un género teatral que los norteamericanos saben cultivar y exportar es el musical. La dirección y la escenografía vienen auspiciadas por la rúbrica de Bob Fosse, el que fuera guionista y director del musical original, estrenado en el año 1975, y artífice de la mítica película Cabaret.
Este acto de flagrante mímesis no merma un ápice el brillante espectáculo musical que ofrece el Arriaga. La acción no cesa a lo largo de las dos horas que dura el espectáculo gracias a un vigoroso y entregado elenco de bailarines, que desde los primeros compases se apropia de la totalidad del escenario. El barroco teatro bilbaíno resulta un marco idóneo para la atmósfera que recrea el musical.
La sobriedad del escenario y del vestuario están legítimamente subordinadas al protagonismo indiscutible de las coreografías y los temas musicales. La orquesta, compuesta por 14 músicos, opera como otro personaje dramático más. Mantiene permanentemente el brío musical, y transmite al espectador el espíritu festivo y desenfandado de los locos años veinte.
La trama del montaje continua estando de actualidad: Chicago, una ciudad sin ley en la que impera la concupiscencia y donde el camino más corto entre dos puntos no es siempre la línea recta; donde sus protagonistas están dispuestas a cualquier cosa con tal de alcanzar la fama y éxito. 
María Blanco, actriz experimentada en el género musical, firma una gran actuación en su papel de la aparentemente inocente Roxie Hart. Como todo buen actor de musical, muestra una gran versatilidad y rebosa energía a lo largo de toda la función. Marta Ribera también aprueba con nota y sorprende al auditorio con una gran capacidad vocal.
No se puede decir lo mismo del mediático Carlos Lozano en su papel del seductor Billy Flynn. Su voz dista mucho de estar a la altura de las circunstancias y su actuación resulta fría y un tanto distante.

Pasión sin puñales

 
Pasión sin Puñales logra hechizar y encandilar al espectador desde sus primeros compases. Ya las acomodadoras, vestidas para la ocasión con medias de rejilla y ligueros al estilo berlinés, son el preludio de lo que va a acontecer. El espectáculo alcanza con nota las aspiraciones de su género: divertir, sorprender y entretener.
A pesar de que el éxito del teatro de variedades radica en la suma de sus partes, algunos números que por sí solos justifican la visita. Y entre ellos, el de Galina Troschenko, campeona europea de pole-dance, que se lanza boca abajo sin ningún tipo de seguridad desde una barra de acero a más de 10 metros de altura; el derviche Lo Ambiguo, quien durante más de 20 minutos no cesa de danzar girando sobre sí mismo en trance sufí; la surrealista cantante de rancheras mexicana Astrid Hadad o el elegante erotismo de la bailarina de burlesque Catherine d'Lish, que encandiló al auditorio con sus curvas.
Uno de los grandes aciertos del montaje consiste en la inclusión en Bilbao de La Otxoa. El artista transformista encarna la propia naturaleza arrabalera y transgresora de todo buen cabaret. Su sola presencia basta para que el público se desternille de risa. Increpa al auditorio con esa perspicacia y rapidez que solo se adquiere con muchas tablas sobre las espaldas.
Rossy de Palma ejerce como maestra de ceremonías aportando glamour y garbo al espectáculo. Aitor Basauri también está a la altura de las circustancias y encadena con éxito diferentes números cómicos.
Admirable el esfuerzo por transformar un pabellón de baloncesto en un descarado cabaret al que no le faltaba de nada, desde las lámparas de araña a mesitas individuales con luz ténue y decoración sesentera.
La orquesta supone otro elemento básico para el éxito de la velada. Bajo la dirección del colombiano Germán Díaz, Los ocho músicos construyen una atmósfera que aporta dinamismo al cabaret. Otro de los aciertos consiste en la posibilidad de cenar o tomar una copa mientras se disfruta del espectáculo. Solo faltaba el humo.

Una relación pornográfica

Las comparaciones son odiosas. En este caso, inevitables. La adaptación teatral de la celebrada película francesa Una relación pornográfica, dirigida por Philippe Blasband, se presenta como un vástago menor de su versión cinematográfica. A pesar de que carece del dinamismo y la solvencia de su predecesora, la obra entretiene y divierte. En los primeros compases, su director, Manuel González Gil, sorprende al auditorio con un recurso que ofrece grandes posibilidades dramáticas: la acción paralela simultánea. Este juego especular permite al director presentar las dos versiones de una misma realidad que viven los amantes, sugiriendo que quizás no existe una única realidad, sino la suma de sus partes. Tan real como la vida misma. Y es este quizás el mayor acierto de la obra: reflejar la cotidianedad de una pareja.


Sin embargo, la obra no logra penetrar ni en las contradicciones ni en el drama interior que viven los personajes. Se va desinflando tras el umbral de la primera cita y en adelante adolece de cierto estatismo. Existe un primer armazón que seduce y encandila: la fantasía de una mujer madura que desea mantener una relación puramente sexual con un desconocido. Tras la consumación de la primera cita, lo excepcional se transforma en convencional, y la salvaje aventura deviene en romance de pareja convencional sometida a los tópicos y arquetipos universales: planteamiento, nudo y desenlace, que, por cierto, ya conocemos.


La escenografía resulta fría y poco elaborada. Las grandes dimensiones del Teatro Campos Eliseos tampoco ayudan a recrear el clima de intimidad que requiere el idilio. La elección de Juan Ribó es una apuesta a caballo ganador. Le avala una larga y exitosa carrera sobre los escenarios. Con su cavernosa voz y su versatilidad gestual construye un personaje lleno de matices. Pastora Vega lleva a cabo una actuación sobria y correcta. Sin embargo, todavía no ha desplegado totalmente sus alas y no ha volado tan alto como puede.

Forever King of Pop. Michael Jackson.

Dicen que la felicidad es una acumulación de pequeños instantes que permiten alcanzar ese estado emocional que redime una vida. El público que acude al Euskalduna seguro que experimenta algunos de esos instantes de plenitud, a pesar de que el espectáculo flaquea en varios frentes. La función convence y divierte a un público que, dada su confesa devoción por Michael Jackson, está ganado de antemano.
La falta de guión empobrece el montaje. Para subsanarlo, se introducen dos presentadores que interrumpen el ritmo. Además, se ven obligados a declamar unos pobres diálogos en los proponen una pseudofilantropía cósmica de estar por casa.
Las coreografías son simples y recuerdan a os ensayos del popular programa de sobremesa Fama. La escenografía tampoco resulta acertada: si los andamios que flanquean el escenario pretendían evocar una estética industrial, no lo consiguen en absoluto.
Fran Jackson, el doble oficial de Michael Jackson disputa otra liga. Su parecido es asombroso y emula fantásticamente los bailes del Rey del Pop. Su primera irrupción emergiendo desde las entrañas del escenario resulta emocionante. Cuando baila, el espíritu del difunto cantante planea sobre el escenario. Solo se le puede recriminar que no aparezca en más ocasiones. Su despedida del montaje, elevándose sobre el escenario, con reminiscencias cristológicas incluidas, es espectacular.
Mampuele, el actor que interpreta las canciones de Jackson, se enfrentaba a un gran reto vocal. Las comparaciones resultan inevitables, y las cotas a alcanzar, inexpugnables. Aún así, hace un buen trabajo y logra convencer al auditorio.
La gran sorpresa de la obra es la tercera encarnación del Jackson: David García, un niño de apenas siete años que cautiva al público de inmediato con sus grandes dotes para el baile y sus inusitadas tablas.
Mientras se marcaba un moonwalk, el escenario principal del Euskalduna se le hace pequeño. Al tiempo, se hace tributario de una de las mayores ovaciónes de la noche.
El reto es complicado y las comparaciones, inevitables. Michael vuele, te echamos de menos.
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